domingo, 25 de enero de 2009

La Cruz (parte 2)


La Cruz de Caravaca

Parte esta de una leyenda del año 1232
El rey moro Muley Aibuceil quiso que un prisionero suyo, sacerdote oficiara una misa, pues quería saber que misterio había en ella.

El sacerdote dijo no poder oficiarla por no tener una Cruz
En ese instante bajaron dos ángeles del cielo con una cruz de cuatro brazos.
El rey moro se convirtió al cristianismo..

CONSTANTINO vio en sueños antes de la batalla del Puento Milivo el 28 de octubre de 312, el símbolo de la cruz con palabras proféticas que coloco en su estandarte “In hoc signo vinces” “vencerán con este signo” convirtiéndolo en su símbolo cristiano, que se denominó La` Baro.

En el siglo III se habla de los “ religiosos de la cruz “ al hablar de los cristianos, porque anteriormente el símbolo era el Ictus (L pez) sobre todo en los comienzos del cristianismo.

La cruz era en época de los romanos un horrible instrumento de tortura, además de una abyecta humillación y muerte.

En el cristianismo la cruz representa la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado; llevó la humanidad sobre sus hombros y murió por ella como lo vimos anteriormente.

Tanto ortodoxos como cristianos al orar hacen la señal de la cruz sobre sí mismos.

La cruz simboliza el triunfo de Cristo que venció a la muerte y rescató a la humanidad de la condena.

Para la iglesia ortodoxa una gran fiesta es el 14 de setiembre celebrando la consagración de la basílica en el sitio donde fue encontrada la Cruz de Cristo en el año 326 por Elena , la madre de Constantino I el Grande.

La Iglesia Católica celebra ese día como “El triunfo de la Cruz”.

Fue muy celebrada la cruz de San Andrés , en forma de X s, sobre la cual fue martirizado dicho Santo. Esta cruz es el símbolo nacional de Escocia., y utilizado por San Francisco de Asís en su firma.

Cuando los conquistadores Españoles llegaron a la tierra de los aztecas, encontraron a la Cruz en los altares.

Como final recordemos la palabras de Cristo “ el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mi “ (Mt. 7,13)


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